Bajo los riscos de Mojón Cimero y Gamonosa, en una amplia zona de praderas y bosques de pino y roble, se encuentra el municipio de Casavieja, de tradición ganadera, que durante la primera mitad del siglo XX fue uno de los lugares más poblados del valle del Tiétar. Llegó a tener casi 3.000 habitantes, aunque en los años 60 sufrió un fuerte declive demográfico y actualmente no llega a 1500 habitantes.
Tiene una iglesia del XVI, algunos rincones de arquitectura tradicional y, en la garganta de la Cereceda, restos de molinos harineros y el puente medieval de la Márgara.
La ruta que proponemos, sin embargo, comienza junto al camping del paraje de Fuente Helecha, entre frondosos pinares. Al lado mismo de la fuente podemos ver unos cuantos pinos de considerable tamaño y alto porte.
Iniciamos la marcha por la pista asfaltada que deja
a su izquierda la entrada de la piscina municipal. A unos 500 metros cruzamos la garganta de la Chorrera, en un punto donde nos encontramos una piscina natural.
La pista, ya sin asfalto, sigue y nos conduciría en bajada hasta Casavieja. Nosotros, después de caminar 1.400 metros más, tomaremos un desvío a la derecha que llega hasta el hotel rural y las cabañas de El Corralón. Bordeamos el complejo y a 400 metros, en un espacio boscoso con algunas praderas, se encuentra el castaño centenario que venimos a visitar.
Tras volver a la entrada del hotel rural, en lugar de desandar todo el camino, seguiremos a la izquierda la pista forestal que conduce a la presa del Castaño, a 3 Km de distancia.
Y desde la presa, cruzando el pinar de fuente Helecha, entre troncos que aún guardan las heridas de la explotación resinera, regresamos al punto de partida.