martes, 4 de junio de 2024

El almez del Lugar Nuevo en Monfragüe

 
 
 
Este largo recorrido en la búsqueda de los árboles singulares del valle del Tiétar no tiene por menos que acabar en el punto del Parque Nacional de Monfragüe donde las aguas del río, ya bastante crecidas, se unen al caudal del Tajo.  

 

Y lo haremos con una ruta que nos permitirá visitar dos magníficos miradores, sobrevolados por decenas de buitres, y antes un árbol poco frecuente en este blog, un almez imponente que figura en el catálogo de árboles singulares de Extremadura.


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Monfragüe fue declarado Parque Natural en 1979, gracias a la lucha emprendida por el naturalista Jesús Garzón, con el fin de preservar la vegetación autóctona amenazada por las repoblaciones de pinos y eucaliptos, que pretendía hacer el ICONA en la década de los 70. En 1991 fue declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), y a nivel internacional tuvo el reconocimiento de Reserva de la Biosfera en 2003. Finalmente alcanzó la categoría de Parque Nacional el 2 de marzo del 2007.

Monfragüe constituye la mayor y mejor mancha de bosque mediterráneo del mundo, con encinas, alcornoques, acebuches, perales silvestres, madroños, enebros, arces, alisos, sauces, fresnos...; arbustos como la retama, la jara, el brezo, el majuelo, el mirto, la tamuja, el cantueso, la aulaga... En las copas de los árboles y en los roquedos anidan buitres leonados, buitres negros, águilas reales, cigüeñas negras, búhos reales, alimoches y una gran variedad de pájaros pequeños. En sus aguas podemos ver  a la nutria y al martín pescador, además de carpas, barbos y demás peces de río. En la tierra, mamíferos como el jabalí, el ciervo, el tejón, la gineta, el lince, el gato montés, el meloncillo..., así como roedores y reptiles de todo tipo. 

Empezaremos la ruta, de unos 12 km, en el aparcamiento de Villarreal del San Carlos. A unos 500 metros hay que hacer un corto bucle y penetrar en el Huerto del Ojaranzo, donde podremos admirar el almez que es el objetivo principal de nuestro viaje. Un ejemplar de más de 15 metros de altura, con un tronco de 5 metros de perímetro y una edad estimada de 150 años. No es frecuente encontrar almeces entre los árboles singulares de España. Este puede ser uno de los de mayor tamaño, en disputa con el que hay en Madrid, junto al Museo del Prado.

 


 El almez (celtis australis), también llamado ojaranzo, es un árbol caducifolio de corteza gris, lisa; hojas alternas lanceoladas y aserradas; flores sin pétalos, con 5 sépalos de color amarillo verdoso, y frutos esféricos pequeños, de piel casi negra, amarillos por dentro y comestibles. 

 


Suele crecer en solitario, en barrancos y laderas, sin llegar a ser un árbol de ribera. Alcanza alturas de más de 20 metros. Su madera el flexible, dura, tenaz y resistente a la pudrición. Se ha utilizado tradicionalmente para fabricar aperos agrícolas como horcas, rastrillos, astiles; también bastones, remos y otras piezas de barcos, así como en carpintería de obra.

Se atribuye al almez la presunción de ser el árbol de loto de la mitología griega, citado por Homero en la Odisea, cuyos frutos tenían la propiedad de sumir a los héroes en un sopor que hacía que se olvidaran de todo, incluso de regresar a casa.  También lo cita Ovidio en Las Metamorfosis, donde una ninfa hija de Neptuno invoca a los dioses para escapar de los genitales de Príapo, un dios menor, aunque protector de la vida vegetal, de las cosechas y de la ganadería; así que los dioses concedieron a la ninfa Lotis la suerte de disimularla convertida en un árbol de Loto.

 



En fin... No sin dificultad, dejaremos la sombra de este singular árbol de loto y seguiremos la ruta hasta un merendero y un mirador situados justo en la confluencia del Tiétar con el Tajo, y luego subiremos a la carretera asfaltada para cruzar por el Puente Nuevo. 

Al final del puente podremos refrescarnos en la Fuente del Francés. Se llama así en recuerdo de un chico de esa nacionalidad que, en los años 70, murió ahogado en el río cuando trataba de salvar a un ave rapaz que había caído al agua. 

 

 

Poco más allá está situado el famoso Salto del Gitano, imponente roquedo donde anidan la mayor parte de buitres del Parque Nacional. Monfragüe es visitado por miles de amantes de la naturaleza de todo el mundo, especialmente atraídos por el avistamiento de aves. En cualquier época del año, a los pies del roquedo del Salto del Gitano, es imposible no encontrar decenas de personas armadas con inofensivos prismáticos y teleobjetivos de cámaras fotográficas.

 



La ruta sigue por carretera asfaltada hasta el aparcamiento del Castillo de Monfragüe, y después por una senda bien habilitada que nos lleva a las ruinas del castillo y a la ermita que hay junto al mismo. El castillo fue construido por los árabes en el siglo IX, sobre los restos de una fortificación celta, y posteriormente fue utilizado por los cristianos. En la ermita se guarda una talla de la Virgen de Monfragüe, dicen que bizantina, traída por los cruzados desde Palestina en el siglo XII. La imagen de laVirgen no la podremos ver, pero las vistas de Monfragüe desde la torre del castillo son impresionantes.

 


Para acabar el recorrido tomaremos una senda por la ladera, que sirve de atajo para regresar a la fuente del Francés y, finalmente, al punto de partida.