El árbol Huluppu es el primer árbol mitológico del que se tiene noticia, antecedente sumerio del árbol del Bien y del Mal de la mitología bíblica. Aparece en la Epopeya de Gilgamesh, un poema que narra las aventuras y los amores de Gilgamesh, hacia finales del tercer milenio antes de Cristo. Este poema está considerado la primera narración escrita de la historia. Fue escrita en tablillas de arcilla mediante escritura cuneiforme, hacia el año 2.300 A.C., aunque actualmente se conservan sólo las copias de la biblioteca del rey Assurbanipal en Nínive, del año 600 A.C. aproximadamente.
Gilgamesh era un personaje mítico, con tras partes de dios y una de hombre, que actuaba despóticamente de rey en la ciudad de Uruk, exigiendo continuamente jóvenes para la guerra y ejerciendo el derecho de pernada sobre todas las niñas casaderas. Sus súbditos elevaron una queja a los dioses y Aruru (la diosa madre que había creado a los hombres) lanzó un trozo de arcilla a la tierra y de ese modo dio vida a Enkidu, con el fin de que se enfrentara a Gilgamesh. Pero Enkidu nació como un ser salvaje cubierto de pelo, que en principio vivía en la estepa con los animales, como uno más de ellos, de modo que hubo que enviarle a una prostituta para que lo habilitara como hombre. La prostituta folló con él durante una semana, le enseñó las costumbre civilizadas, consiguió que los animales le rehuyeran y, finalmente, lo convenció para ir a la ciudad de Uruk. Allí se enfrentó con Gilgamesh y, al parecer, lo venció, pero entonces ambos se admiraron mutuamente, se hicieron amigos íntimos y decidieron marchar juntos al bosque de los cedros para librar al país del mal, personificado en Humbaba, una especie de demonio. Cuando mataron a Humbaba, regresaron a la ciudad, y entonces Ishtar (la diosa de la guerra y del amor) se encaprichó de Gilgamesh, pero él la rechazó. Para vengarse, Ishtar consiguió que los dioses enviaran a la ciudad el Toro Celeste, para que desecara los ríos, causara estragos entre la población y matara a Gilgamesh. Pero los dos amigos se enfrentaron al toro y lo mataron.
Tras la muerte del toro Celeste, los dioses se reúnen en asamblea y deciden en venganza la desaparición de Enkidu, que de inmediato contrae una enfermedad y muere. Gilgamesh, ante el cadáver de su amigo, se lamenta amargamente:
"¡Escuchadme, ancianos, escuchadme: / soy yo quien llora por Enkidu, mi amigo! / Me lamento amargamente como una plañidera: / oh hacha de mi costado, confianza de mi mano, / puñal de mi cinto, escudo protector, / túnica de mis fiestas, cinturón de mi gozo, / un perverso demonio ha surgido y te me ha arrebatado. / Amigo mío, mulo vagabundo, onagro de la estepa, leopardo del desierto, / oh Enkidu, amigo mío (...) / tú con quien, juntos, habíamos escalado las montañas, / habíamos capturado y matado al toro Celeste, / habíamos abatido a Humbaba, que vivía en el bosque de los cedros. / Y ahora, ¿qué sueño se ha apoderado de ti? / ¡Has perdido el conocimiento y ya no me oyes! "/ Y él, en efecto, ya no podía levantar la cabeza; / cuando tocó su corazón, éste ya no latía. / Entonces cubrió el rostro de su amigo como el de una novia, / como un águila se lanzó sobre él, / como una leona a la que han privado de sus cachorros; / va y viene sin cesar delante y detrás de él. / Arranca y esparce sus cabellos con bucles, / rasga y tira al suelo sus hermosos vestidos, como si fueran una abominación.
(Texto casi íntegro de la segunda columna de la tablilla VI del Poema de Gilgamesh, según la versión de Federico Lara Peinado)
Después de este episodio, el hilo de la historia decae: Gilgamesh adquiere un terrible temor a la muerte, y sale de la ciudad con la intención de llegar hasta Utnapishtin, el héroe del diluvio al que los dioses habían concedido la vida eterna, por haber salvado a la humanidad y a los animales refugiando una pareja de cada especie en su barco. El Noé sumerio vive en una isla en el Mar de la Muerte, y hasta él consigue Gilgamesh que lo lleve el barquero Urshanabi. Gilgamesh le pregunta por el secreto de la inmortalidad, pero Utnapishtin lo convence de que la inmortalidad está resevada a los dioses. No obstante, como premio de consolación le muestra el modo de encontrar una planta (parecida al espino albar) que tiene la virtud de rejuvenecer a quien se pincha con sus espinas. Gilgamesh tiene que bajar al abismo, atándose enormes piedras en los pies, para encontrarla. Y todo para que, finalmente, cuando la lleva de regreso con la intención de replantarla, en un descuido, mientras el esforzado héroe se lava en las aguas de una fuente, venga una vieja serpiente y se la coma. Gilgamesh, en los últimos versos, observa perplejo cómo la serpiente muda inmediatamente de piel. Luego, triste pero conforme, regresa a la ciudad.
Estarás pensando ahora que cuándo aparece en esta historia el árbol Huluppu. Por supuesto, no es ninguno de los cedros del bosque donde habita el demonio Humbaba, ni tampoco el espino cosmétido comido por la serpiente. El árbol Huluppu aparece en una última tablilla que no encaja bien en el cuerpo principal del poema. Empieza así:
Érase una vez un árbol, un huluppu, un árbol, / había sido plantado en la orilla del Eúfrates, / había sido regado por el Eúfrates, / al cual la violencia del viento del Sur arrancó sus raíces ...
Érase una vez un árbol, un huluppu, un árbol, / había sido plantado en la orilla del Eúfrates, / había sido regado por el Eúfrates, / al cual la violencia del viento del Sur arrancó sus raíces ...
Una mujer lo encuentra y lo traslada al jardín de la diosa Innana en Uruk. Innnana lo cuida con la intención de fabricarse un trono y un lecho con su madera, pero observa que el árbol no crece como es debido, porque en sus raíces ha puesto su nido la serpiente, porque en su copa ha puesto su nido el pájaro Imdugud, y porque en su tronco habita la virgen Lilith, un espíritu maligno con cuerpo de mujer, alas de pájaro y garras de lechuza, que acostumbra a salir por las noche para alimentarse con la sangre de los niños y para fertilizarse con el semen de los hombres solitarios, con el fin de engendrar demonios. Innana pide ayuda a Gilgamesh para que abata a la serpiente y ahuyente al pájaro Imdugud y a la virgen Lilith. Gilgamesh lo hace y, además, corta el árbol y se lo entrega a Innana para que se haga su trono y su lecho. Pero ella, agradecida, contruye además para él un pukku y un mikku, instrumentos musicales que Gilgamesh utiliza para convocar a los jóvenes a nuevas guerras. Entonces, a causa de la aflicción de las esposas, los instrumentos cayeron al abismo, al Inframundo, la morada de los muertos. Gilgamesh se lamenta por la pérdida de sus queridos instrumentos, y tanto tanto se lamenta que su amigo Enkidu (que permanece vivo en esta tablilla) se ofrece a bajar al abismo para rescatarlos, y allí es atrapado y no regresa. De nuevo se lamenta Gilgamesh, ante los dioses, llorando por la muerte de su amigo, pero sólo consigue que le muestren el modo de que regrese su espectro: Basta con que haga un agujero en la tierra para que el espectro de Enkidu salga del fondo del abismo. Y Gilgamesh habla con él y le pregunta por todo lo que ha visto...
Esta última imagen, y la primera, son de un maravilloso castaño que hay en El Tiemblo. No es el más grande, pero sí el más interesante. En algunos textos eruditos sobre el poema de Gilgamesh se especula con la posibilidad de que el árbol Huluppu fuese un sauce. ¿Tal vez porque fue plantado, en principio, a las orillas del río Eúfrates? Creo que no es motivo suficiente. Y puestos a especular, yo más bien diría que se trataba de un castaño (al fin y al cabo, el castaño es un árbol que prospera muy bien tanto en el valle como en la media montaña). Y añadiré un autorizado argumento literario que avala esta hipótesis: Me parece que fue el marqués de Sade el que contaba que iban por un bosque de castaños un clérigo, una mujer y su hija adolescente; la niña dijo que el fuerte aroma de la flor del castaño le resultaba familiar, y la mujer y el clérigo pasaron un momento de apuro, porque también lo reconocieron. Luego el marqués explica que "la flor del castaño posee efectivamente el mismo olor que ese prolífico semen que la naturaleza tuvo a bien colocar en los riñones de los hombres..." ¡Qué casualidad! ¿No era Lilith la que regresaba al vientre del castaño empapada en el semen de los hombres solteros? Además, no sé por qué, pero no me imagino a la bruja Lilith viviendo dentro del tronco de un sauce. Sí, en cambio, dentro de un castaño como el de la fotografía. ¿Qué opinas tú?