El llamado "camino viejo" discurre desde Sotillo a La Adrada a espaldas del cerro Pinosa, desde cuyos miradores puede verse su trazado, entre prados salteados con manchas de encina coscoja y viejos pinos supervivientes del gran incendio que asoló la zona en 2006, comiéndose casi 500 hectáreas de pinares.
Se trata de una carretera de tierra casi llana que se va alejando progresivamente del cauce del río Tiétar, muy accesible para caminarla o pedalearla.
Los pinares que se quemaron eran predominantemente de pino resinero, como los que se salvaron en el cerro Pinosa.
Pero también se quemaron muchísimos pinos piñoneros. Las señales de aquel incendio aún pueden verse en los troncos de algunosde ellos.
La ruta parte de la C/ de la Dehesa en Sotillo de la Adrada, bordea el pinar del cerro Pinosa y termina en el CEIP Villa de la Adrada, después de recorrer algo más de 3 Km.
Al comienzo del camino, junto al arroyo Matanzas, en la fuente de los Venerillos, tendremos la ocasión de admirar un magnífico ejemplar de majuelo o espino albar, con sus hojillas de perejil, un espectáculo blanco al comienzo de la primavera y un espectáculo de frutillos rojos en el otoño.
Es un árbol singular del catálogo de Sotillo de la Adrada, obviamente no por su tamaño, pues se trata de un árbol de escaso crecimiento, sino por su edad, que sobrepasa los 100 años. Su tamaño (casi 1 m. de perímetro de tronco) es extraordinario para un árbol de esta especie.
A poca distancia de la fuente la vista tropieza con la alta silueta de un grupo de grandes pinos piñoneros, una decena de ejemplares con perímetros de tronco superiores a los 3 m.
En el resto del recorrido se localizan más ejemplares de pinos piñoneros de similares dimensiones, con edades que superan los 200 años. También podemos observar cómo, tras el incendio, a su alrededor han ido creciendo bosquetes de pinos de esa misma especie, en convivencia con las encinas y los enebros. Y lo mismo ocurre con sus hermanos los pinos resineros.
Para la vuelta se puede tomar un camino alternativo de doble longitud, que cruza por el centro de la zona quemada y nos ofrece otra perspectiva, con el cerro Pinosa al fondo, siempre presente.
Regresaríamos así a Sotillo por el camino del Guijo de la Navaleja y por la charca y la fuente de los Cangrejos, un paraje donde veríamos otro grupo de grandes pinos piñoneros.